¿Cómo podríamos justificar que Nerja, la Narixa de
“manantial abundante”, se pueda quedar sin agua de beber y regar? Simplemente,
el hecho de pensarlo ya indica lo bajo que estamos cayendo, como sociedad y
como pueblo.
A grandes rasgos, y menores responsabilidades; nos vemos
afectado por el Cambio Climático (que, espero, nadie niegue ya). La acción del
hombre está acelerando los cambios naturales y por esta zona se esperan más
épocas de sequía, más lluvias torrenciales, el mar más salado y creciendo en
altura; y más episodios de temperaturas extremas. La Nerja de una casi eterna
primavera y dos meses de verano, va camino de desaparecer.
En el círculo más cercano, el masivo cambio de secanos por regadíos, la transformación de los cortijos en “chaleses” con piscina y el aumento de la población (habitantes y residentes), hace que empiecen a haber problemas dónde nunca los habíamos tenido.
Este tema no es cosa del concejal de turno (o el anterior).
Como dije en un escrito anterior, esto son temas que hay que tratar con una
perspectiva temporal, con una estrategia a medio y largo plazo y tiene que ser
un tema de consenso. Cuándo eso no ha funcionado, cuándo se ignoran los avisos
y funciona el “ordeno y mando”, pasan estas cosas. Es lo que tiene la
Naturaleza, que tiene unos antojos muy raros y quiere marcar sus pautas.
Hay un consejo que dice: “el marino no escoge de dónde viene
el viento, pero sí decide cómo manejar las velas para ir a su destino. No sirve
de nada quejarnos de los cambios que no podemos controlar. Es nuestra
obligación controlar aquello que tenemos (terrenos, recursos, leyes…) para
llegar a nuestro destino buscado (una Nerja mejor).
Hace un tiempo (no puedo concretar), empezaron unas obras de
interconexión entre diferentes pantanos y cauces hidrológicos. La idea era que
en ningún sitio se tirara agua sobrante y se pudiera trasvasar de un lugar a
otro en caso de necesidad (humana y agraria). Pasó con el embalse de La
Concepción (en Málaga) y la conexión hacia el oeste; y con el embalse de La
Viñuela hacia Torrox y Nerja. En aquella época se vendió como un logro, haber
negociado para que la conducción fuera de doble vía, tanto desde el Chillar (y
otros) hacia La Viñuela, como al revés. No soy experto en el tema pero no
recuerdo ocasión en la que Vélez tuviera agua de sobra y faltara en nuestros
pozos. No se si la inversión en hacer la canalización reversible tendrá
amortización alguna vez.
Tras la canalización, llegó unas temporadas de lluvias
moderadas y poco se habló del tema.
Ahora, tras un principio de año 2017 bastante seco, vuelve a
aparecer el tema de la sequía. Ahora somos muchas más personas las que estamos
en la comarca, consumiendo el agua de manera directa e indirecta (piscinas,
riegos de céspedes, cultivos dependientes, etc.). Y, por lo visto, quienes
tenían que haber previsto y planificado la situación actual, no lo han hecho.
Mis preguntas van más allá. ¿Hay previsión, en los concejales de la comarca y Nerja, de pasar a una jardinería pública que demande menos agua (xerojardinería)? ¿Hay campañas para aconsejar, primero, y penalizar, después, a urbanizaciones y edificios que derrochen agua? ¿Podemos permitirnos un paisaje repleto de puntitos blancos dónde los nuevos “cortijeros” no controlen ni piscinas ni desagües? ¿Podríamos permitirnos un campo de golf más, repleto de casas y pisos, con los recursos que tenemos?
Quizás todo esto solo esconde una única pregunta; algo que
surgió hace tiempo y todavía no se ha tocado a fondo: ¿Tiene Nerja una
estrategia a futuro? ¿Sabemos los vecinos de Nerja y Maro hacia dónde queremos
ir?
Si no decidimos nosotros a dónde vamos, luego no nos
asustemos cuando vengan empresarios con planes iniciados hace veinte años. Si
tú no te marcas el rumbo, serán otros los que te dirijan.
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