Si hace unos días comentaba los desmanes de nuestra malaeducación en el uso del río Chíllar y abría un debate para aportar ideas, hoy traigo unas líneas sobre el uso y abuso actual de nuestras playas, tanto foráneo como propio.
Hace unos días saltó la noticia de una denuncia por
agresiones recibidas por unos pescadores por parte de unos “colonos” de una denuestras calas, la Caleta de Maro. El buen tiempo y altas temperaturas invitan
a disfrutar de nuestras playas a cualquier hora del día y de la noche. De
siempre, recuerdo que se hacen “redadas” para desmontar chiringuitos y
acampadas en la Alberquilla, Río de la Miel, Maro y El Playazo. Estas acampadas
no controladas, poco higiénicas, siempre han molestado a quienes disfrutamos de
la playa de una manera más cívica. Lo de esta agresión ya no es tan habitual. Ayer se procedió a limpiar de chabolas y bártulos esa playa.
Fuente. |
¿Qué nos pasa? ¿Hay más incivismo y menos educación ahora? ¿Nos
hemos vuelto más quejicas o el turismo actual es menos respetuoso? No son
preguntas fáciles de responder pero, como pueblo, debemos pensar en que
presente y futuro queremos, y ponernos en marcha.
(foto propia) |
La “okupación” de nuestras calas las traemos desde hace
tiempo pero, ¿Qué pasa con la invasión de sombrillas abandonadas? Parece que
con el pago de la habitación de hotel, o la escritura de la segunda vivienda,
viniera un anexo de una porción de playa.
Imagen de Rafa Garciolo |
Empieza a ser tristemente habitual
que desde primera hora de la mañana la primera línea de nuestras playas esté
ocupada por una multitud de sombrillas, sillas y demás aparejos completamente
abandonados. Algunos se levantan, siembran los bártulos en la orilla, se van a
comprar el pan y siguen con los paseos, el aperitivo y el almuerzo. Ya, si eso,
a media tarde o poco antes de que el sol se ponga, bajan buscando la sombra de
su sombrilla y la charla con el vecino (que también ha hecho lo mismo).
Algunos, solo bajan a recoger la sombrilla pues “está haciendo mala tarde y
mañana será otro día”. Hace un tiempo, apenas se hubieran dado media vuelta,
las sombrillas hubieran “desaparecido”. Hoy, con un poco más de educación por
nuestra parte y aprovechándose de ello, permitimos que las sombrillas vacías
disfruten del arrullo del rebalaje.
Fuente |
Pero ¿por qué no hablamos también del “cultivo de hamacas”?
Nuestra parte de culpa local está en permitir que, lo que es de todos, sea
aprovechado por unos pocos, sembrando de hamacas algunas playas que no lo
soportan. Si es costumbre que te la superficie autorizada “se estire” (algunos
ocupan el doble de metros cuadrados permitidos en concesión), algunos “hamacan”
hasta donde no se puede.
Sin playa que disfrutar en Ibiza |
¿Y, como pueblo, pedimos “un turismo de calidad”? ¿A quién?
Tengamos un debate, en invierno, dónde hosteleros, agencias de turismo, vecinos
y administraciones nos pongamos de acuerdo que queremos para nuestras calas. En
nuestra costa perdimos mejillones, erizos y cañaillas; ganamos natas y medusas.
Sabemos lo que hemos perdido en nuestras playas, ¿qué queremos ganar?
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