Ya tenemos el plástico en nuestra agua y cuerpo

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El plástico nos acompaña desde hace unos doscientos años. Al principio de una manera discreta y, hoy en día, casi imprescindible. De hecho, se ha hecho famosa la noticia que en una escuela estadounidense, algunaspersonas han intentado estar 24 horas sin plásticos y les ha resultadoimposible. El plástico, en algunas de sus muchas modalidades, nos rodea en el teléfono y máquinas, en la ropa y calzado, junto a nuestros alimentos y, ya está comprobado, en el agua que bebemos. Y, por consiguiente, en nuestra comida y en nuestro interior.

Sabíamos, y quien no quiera saberlo es porque quiere seguir ignorándolo, que el plástico es el principal problema de residuos que generamos. Hasta hace un tiempo se quemaba, generando energía, pero las toxinas que despiden sus humos son puro veneno.
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También sabemos de las “manchas de plástico” de los océanos. Son vastas extensiones de mar con bajas corrientes donde se acumulan plásticos en partículas y trozos de tamaño variado. Si la basura pesada ya inunda los fondos marinos, éstas son grandes masas de plásticos flotantes, una parte de los cuales termina en el estómago de animales que lo confunden con su alimento habitual.

La novedad viene cuando, según un estudio de Orb Media (la noticia en español y, más completa, en inglés)   , ya se han detectado partículas (fibras) de plástico en el agua potable de todo el mundo. Por ahora son proporciones ínfimas, pero ya empieza a verse el problema: el plástico ya está presente en el agua del grifo (y en la embotellada y filtrada, no se crean que esas se salvan, todas tienen una calidad similar). Parece que el problema no estaba previsto y no se han realizado anteriormente análisis para detectarlo, ni protocolos para su eliminación o reducción. Por ejemplo, se calcula que en un servicio normal, la lavadora puede estar arrojando hasta 700.000 fibras de plástico (de nuestras prendas) al desagüe. A falta de un método específico de eliminación, estas micropartículas pasaran la depuración y llegaran a nuestros mares.
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Por ahora, no tiene que ser causa de pánico. Está por ver cómo afecta a nuestro cuerpo, si hay bio-acumulación o si puede ser una base (vector) de contagio o propagación de otros patógenos. Pero si es una realidad que no se debe ignorar.

El remedio no será fácil pero la solución, con vistas a futuro, si: debemos reducir nuestro consumo de plástico (también nuestro nivel de consumo en general). Y rapidito, si queremos seguir saboreando nuestro pescado, marisco y alimentos “sin plastificar”.


Posdata 1: Si tenéis curiosidad por ver la calidad del agua de Nerja y Maro, en este enlace vienen los últimos análisis realizados.

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